American pit bull terrier hay pocos. Su demanda despiadada y la cría sin control por particulares en las últimas dos décadas, y con pavoroso descuido hacia la selección de reproductores con un carácter adecuado, o aún más, que cumplan el estándar, ha hecho que se extienda el término pit bull para definir a cualquier perro de cabeza cuadrada, gran mandíbula, pecho ancho y cuerpo poderoso y pesado, pese a que, no son pit bull. Dada la semejanza entre varias razas del grupo de los terriers de tipo bull, donde están el pit bull, el american staffordshire terrier (amstaff), el bull terrier y el staffordshire bull terrier (staffy), los cruces entre estas razas han sido abusivos y a todos sus mestizos se les confunde con la raza que hoy nos ocupa.
El término pit bull se empezó a usar en Gran Bretaña a principios de 1800. Con el tiempo este tipo de perro tuvo variedad de nombres, entre ellos bull and terrier, half and half, pit dog, bulldog and terrier cross, entre otros, hay referencias, artículos e imágenes que lo demuestran. El nombre de american pit bull terrier fue oficialmente reconocido en 1898 por el United Kennel Club.
Los orígenes del american pit bull terrier fueron crueles, para participar en un sangriento deporte inglés donde varios perros atacaban a un toro o a un oso atados con gruesas cuerdas, y que se prohibiría definitivamente en 1835. Su nombre, de hecho, viene de foso (pit en inglés) y del animal al que atacaban (toro, bull).
No se puede negar la responsabilidad, por desconocimiento o premeditada, del extendidísimo mito de relacionar a los american pit bull terrier con un supuesto origen como perros niñera. Hablemos con claridad: ninguna raza canina, se creó con dichas intenciones, el APBT, desde luego, nunca fue criado para ese propósito. Sus fotos junto a niños, muchas de hace más de 100 años, tenían el mismo sentido que podríamos darle hoy: demostrar que una raza fuerte puede convivir con infantes y crear lazos afectivos porque no es un animal salvaje ni intrínsecamente peligroso, por muy imponente que fuera su aspecto. La primera vez que se utilizó esta expresión, fue en un artículo en The New York Times en 1971.
Hoy con más vigencia que nunca, se recomienda la supervisión de adultos en la convivencia entre niños y perros, sea cual sea la raza.
Los pit bull están recorriendo el mismo camino al ser demonizados por el que ya han pasado una larga lista de razas de perros a lo largo de los años, como los pastores alemanes, dóberman o rottweilers. Un perro sano y equilibrado no ataca sin previo aviso ni provocación. Dicha provocación no tiene por qué ser por malvadas intenciones o un entorno de maltrato. En la mayoría de las ocasiones, el origen es el desconocimiento de cómo es un perro, aunque se conviva con ellos, la peligrosa humanización e ignorar sus abundantes señales de comunicación.
En un estudio reciente, donde han secuenciado por primera vez el ADN de perros de raza y sin ella (realizado con 2155 perros y 18 000 encuestas entre propietarios) para ver si la genética influye en una serie de comportamientos sociales específicos con la interacción con sus dueños, el abrumador resultado ha sido que la tendencia a reaccionar agresivamente, entre otros, no tiene ninguna relación genética con la raza, y sí con el medio ambiente en el que se encuentran y la educación recibida. Estos comportamientos son poligénicos, es decir, determinados por varios genes.
El pit bull es un perro de tamaño mediano, y al contrario de lo que suele verse por las calles, atlético y de proporciones equilibradas, sin aspecto de pesadez pese a la creencia popular. Se admiten todos los colores y patrones de su corto manto, excepto el azul mirlo o blue merle.
El carácter de un APBT bien socializado es de un perro estable, equilibrado, muy afable y cariñoso con el ser humano. Debido a su programa de cría y selección se ha conseguido un perro inteligente y polivalente, pero por otro lado no tiene tendencia a llevarse bien con sus congéneres.
Es importante no seleccionar un perro por su apariencia, y elegir en función de si ambos, perro y guía, pueden cubrir sus necesidades mutuas y si es compatible con nuestro estilo de vida. Un APBT, o pit bull, como los queramos llamar, son perros excelentes, pero necesitan personas equilibradas, sin problemas de ego ni con el objetivo de fanfarronear, con conocimientos sobre los perros, primero, y después sobre la raza, que puedan dedicarles tiempo y atención, ya que estos perros necesitan una alta actividad para mantenerse equilibrados física y psíquicamente.