Álvaro Ayala
De Petro a Pedro hay una letra de diferencia y un montón de similitudes. Para que el actual gobierno no se convierta en un castillo de arena, el presidente Gustavo Petro debe dedicarse a gobernar más y pelear menos. Su lucha deber ser contra el hambre, la pobreza, el desempleo, la informalidad laboral, la falta de salud para los que no la tienen, la inseguridad y, obviamente la paz prometida.
Ha caído en la trampa de permanecer en campaña y graduar de rivales a auténticos desconocidos. No se ha situado a la altura de jefe de Estado y con esa pistola cargada, sin seguro, llamada twiter, se despacha contra todos, como si creyera que así resuelve las necesidades de la gente.
Ese puede ser su autogolpe. No cerrará el Congreso, pero si las puertas a la izquierda colombiana como alternativa de gobierno. El aceite se lo van a medir en las alcaldías y gobernaciones que obtenga en esta nueva batalla que inicia.
El próximo año será aburrido y maluco. Aparecerán los candidatos a prometer lo de siempre y el pueblo tonto a votar. En Europa ya hay apagones por la crisis energética y el gobierno alemán pidió a sus ciudadanos ducharse menos.
Política, crisis, inflación, desempleo, recesión, inseguridad, será el menú que nos servirán a diario en 2023. Necesitamos que el economista Petro, tome medidas anticrisis para adelantarse a los acontecimientos del futuro.
OTRA. Hay que estar pendientes durante estas festividades, para evitar el asalto a la nómina estatal de Margarita Cabello, la procuradora. Es la fecha que utiliza la susodicha para hacer los nombramientos clandestinos.