Guillermo Salazar Jiménez
El pasado domingo 27 de noviembre, después de vibrar con uno de los mejores partidos del mundial Catar 2022 donde España empató con Alemania uno a uno, empezó un proceso difícil de aceptar e increíble que ocurra entre empresas de telecomunicaciones que dicen ser serias y sensatas para manejar las cuentas de sus clientes.
Señor Alejandro Llano Gutiérrez – Gerente de atención escrita de Movistar – no creo que frente a la gravedad de lo ocurrido y su pobre explicación en carta recibida el 12 de diciembre 2022, sirva para “mejorar nuestro servicio”. Respuesta de formato uniforme que usted usa para atender diferentes problemas, sin detenerse a valorar su riesgo. El problema no es que “en nuestros sistemas de información se pudo evidenciar que la línea 3154985917, se encuentra cancelada bajo su número de identificación”. Lo grave, tal como se lo solicité, fue que investigaran cómo y quién me suplantó para robar la línea y pasarla a Tigo, sin mi autorización. ¿Qué requisitos existen para verificar que determinada cédula corresponde a su dueño? ¿Cuáles son los requisitos establecidos en la dependencia o empleado para cancelar líneas?
Preguntas directas con respuestas ambiguas que denotan falta de seriedad para resolver problemas y desinterés por el usuario. Este tipo de salidas aumentan el caos administrativo que vivimos y poco aportan a construir una Colombia diferente. “En cuanto a su inconformidad con la portabilidad realizada, le informamos que la línea 3154985917, fue devuelta desde el operador COLOMBIA MÓVIL (TIGO), el día 02 de diciembre 2022, por cancelación en dicho operador”. ¿Quién y cómo la cancelaron? Supongo que fue el delincuente una vez que intentó inútilmente entrar a mis archivos y cuentas, porque las bloqueé desde aquel domingo, y luché lunes 28 y martes 29 de noviembre para enfrentar aquel ladrón, así como las largas horas de espera soportadas para que atendieran mí problema en Movistar y Tigo.
Si señor Alejandro, “La vida es una larga preparación para algo que nunca ocurre”, lo leí del poeta irlandés W. Yeats y aprendí con usted que la vida continúa con los riesgos de convivir con empresas, donde los problemas se dejan pasar y las soluciones nunca ocurren. Para comprar un nuevo plan y nueva línea telefónica me exigieron cédula original y firmar varios formatos, con las respectivas huellas dactilares; sin embargo, parece que con el ladrón no ocurrió lo mismo.
“Teniendo en cuenta que es directamente el titular de la línea el que realiza el proceso de cancelación, no se evidencian inconsistencias en los trámites realizados por Colombia Telecomunicaciones…” De nuevo, un supuesto titular cancela la línea, mientras al verdadero le exigen documentos originales y horas de suspenso, con la expectativa de saberse acompañado contra los delincuentes cibernéticos. Tigo aún no dice nada y Movistar contestó, aunque no llegó la respuesta esperada. La frustración y la angustia brotaron de la ilusión que tenía al querer ayudar a mejorar realmente el servicio de Movistar. Lo escribió William Shakespeare: “La expectativa es la raíz de toda la angustia”.