Álvaro Ayala Tamayo
Antes del amanecer siempre está más oscuro. Esa parece ser la situación en que se encuentra la ministra de Minas, Irene Vélez. No hace esfuerzos para permanecer en el cargo, y, sí mucho para dejarlo. No genera confianza ni energía. No ha prendido motores y el cuento de la transición energética es solo combustible retórico. No da ejemplo y eso se lo cobrarán. Tiene tenis bonitos y no los usa para caminar. Un ejército de escoltas armados y una flota de camionetas de alto cilindraje la siguen a todas partes. Deberían ser coherentes e imitar a su modelo Pepe Mujica, quien nunca se baja de su Volkswagen, tipo escarabajo.
Llegan al cargo y se vuelven arribistas. Gente que trabaja cerca de ella, asegura que está alterada. Hay días, dicen, que llega con la chispa adelantada y otros en que la tiene atrasada. No está sincronizada con lo que sucede a su alrededor, explican.
Ya se cumplen 6 meses de gobierno y es hora de dejar improvisaciones y errores. Se acabó la historia que todo es culpa de Duque. El gobierno del cambio debe cambiar para poder gobernar con eficiencia.
Hay una mina de problemas complicados de resolver y otros creados por los mismos funcionarios imposibles de manejar. No confía en nadie, pero, su mayor problema es que nadie confía en ella. El país tampoco y menos los mercados y las bolsas.
Ya veremos hasta cuándo la mantiene el jefe de Estado. Al fin de cuentas es el gerente de la refinería. Las apuestas callejeras pagan 3 por 1, que será el primer funcionario de alto rango en dejar el cargo durante la administración del presidente Gustavo Petro.
Aunque Baracaldo, la de Bienestar Familiar, le hace fuerte competencia. Aseguran que, ha matado más niños por desnutrición que Putin a bombazos en Ucrania.
Gasolina por miles de galones hay para los vehículos oficiales. También para los candentes debates que se avecinan en el hemiciclo del Congreso de la República con las reformas.
Sin dos de sus principales escuderos, el exsenador Bolívar y el doctor Barreras, (próximo a irse por problemas de salud), el gobierno nacional tiene dificultades para encontrar nuevos pozos de la dicha.