Javier Alfonso Beltrán Henao
He escrito para este medio varias columnas, he tocado el tema político, económico, filosófico, satírico, crítico, emocional, social y hasta religioso, ah, y hasta un tanto el literario si así se le puede reconocer a un par de columnas compuestas en ese sentido. El Quindiano es un medio ampliamente democrático pues de no ser así solo podría escribir acerca de un tema en lo que fuera yo seguramente altamente especializado, pero no, he podido sencillamente ejercer el derecho a la libre expresión en un medio reconocido y debo confesar que ha sido reconfortante (las dos cosas).
Después de esta “autopublicidad” espero que aún sigan conmigo (me refiero en la lectura) ya que mi pretensión no ha sido esta sino usted que sé que tiene, por decir, contar, expresar, lo que entre otras son la causa para que las personas se entusiasmen a escribir así sea para guardar memorias de momentos de su vida.
Mi madre quien por cierto ya no me acompaña terrenalmente, acostumbraba a contarme historias y anécdotas de su ascendencia (la mía también, obvio) hasta que en uno de los viajes en que solía acompañarme y narrarme le dije que escribiera todo eso para que, si a mí se me olvidaba, pudiera recordar y máxime que, si ella ya no estuviera, entonces a quién le preguntaría.
En una ocasión la encontré escribiendo en un cuaderno esas historias y nombres de nuestro pasado materno. Mamá era tremenda lectora, yo le regalé algunos libros ya de adulto y ella me regaló muchos porque me permitió suscribirme en los años setenta al Círculo de Lectores, y yo pedía los libros que me gustaban y ella los pagaba. Mi hermana mayor debe tener ese cuadernito, ya que ella rescató algunas cosas y libros de una pequeña biblioteca que mamá tenía. Lo buscaré, espero haya sido uno de sus rescates.
Ustedes deben tener que contar, opinar, o, decir solamente. Una lectora respecto a una reciente columna, me dijo: “Genial, poder poner en palabras sentimientos profundos”. Creo que exageró (modestia mía fingida), además que debo estar provocando que, a Miguel Ángel, el director de este diario, se le presente una posible saturación de su buzón, lo que sería genial, no que se sature su buzón, bueno también eso sería genial, sino que las personas se animarán a opinar y decir abiertamente lo que piensan y sienten y han sentido o llegaron a pensar en otros tiempos, y lo quisieran publicar alguna vez.
Terminaré diciendo que los medios escritos, cualesquier que estos sean, personalmente me fascinan porque el contacto visual con la palabra es al tiempo un “contacto audible” por como resuenan en la mente, lo que cala y se recuerda, además.
Como tampoco acostumbro a escribir columnas largas, terminaré diciendo que espero haya dicho algo hoy que haya calado mi estimado lector, y gracias por llegar hasta aquí. Lo anterior lo digo, lo de las columnas cortas, es porque ya es mucho cuento que usted me haya leído y no puedo darme el lujo de cansarlo con mis posibles sandeces.
