Por Álvaro Ayala Tamayo
Hay terremoto político, social, económico, ético, moral y judicial por la reaparición pública de tres personajes de la vida colombiana. En su orden son: Alberto Santofimio Botero, Alfonso del Cristo Hilsaca Eljadue y Samuel Santander Lopesierra Gutiérrez. Este último conocido como “el hombre Marlboro”.
De acuerdo con registros de la Fiscalía, Procuraduría, Contraloría, y, demás ías, a hoy, ninguno está reclamado por autoridad judicial competente. Tampoco están inhabilitados para ejercer sus derechos políticos o ciudadanos.
En Colombia no existe la cadena perpetua y la prueba es que los tres personajes caminan tranquilamente por las calles. También la presunción de inocencia.
La Dian y el Catastro les envían sus cuentas de predial e impuestos a pagar como a todos los mortales. Incluso, su arraigo es plenamente conocido.
Como dicen los juristas, de acuerdo con las circunstancias de tiempo modo y lugar, hasta hacen contratos con el Estado.
Lo fáctico es que están habilitados para todo, sin excepciones.
Lopesierra, por narcotraficante, fue extraditado a EEUU, pagó y regresó.
A Alberto Santofimio lo podemos meter en la lista de los políticos siniestros. Encabezó el cartel de congresistas que corrompió a los narcos. Pagó y recuperó sus derechos. Vive entre Ibagué y Armenia. El único requerimiento que debe cumplir es pagar el peaje en La Línea. Volvió como promotor, no como candidato y revivieron sus fantasmas. Manchó la política.
Al señor Hilsaca lo han metido en todos los delitos. Como pandebono maluco le han dado vueltas por todas las unidades de la Fiscalía General de la Nación. Hasta hoy, ninguna condena.
Una cosa son los procesos mediáticos y otra la verdad procesal. En Cartagena anda en chores, chanclas y no necesita cargar billetera con documentos. Cuando todos lo ven pasar, incluidos los policías del CAI de su barrio, le dicen: don Alfonso.
Los tres mencionados están activos en el sistema financiero nacional. Es decir, tienen cuentas bancarias y no cuentas pendientes con la justicia. En ese asunto los bancos no son cómplices ni se equivocan porque si los pillan moviendo dinero por debajo del cajero las multas son elevadas por aquello de la Lista Clinton.
Todo lo anterior desde el punto de vista penal y legal. Los asuntos éticos y Morales los dejo a otros. En Colombia todos tenemos nuestro manual de acuerdo con lo que nos conviene.
A los tres sonados caballeros los conozco bien porque trabajé once años en la oficina de prensa de la fiscalía. Sus procesos se tramitaron mientras estuve en la entidad. Con el único que tuve contacto personal fue con el doctor Alberto Santofimio, porque lo entrevisté como joven reportero político en varias ocasiones. Nos descrestaba su velocidad verbal.
En Colombia todos los privados de la libertad tienen derecho a la resocialización.