Álvaro Ayala
Al verdadero jefe de Estado lo conoceremos después de la instalación de la próxima legislatura. Ha tenido días malucos como primer magistrado de la nación. Paralelamente el país ha corrido la misma suerte.
El clima no ayuda. Llueve por invierno y llueve por todo. Hay goteras en lo social, judicial, jurídico, económico, laboral, salud, seguridad, etcétera.
Además, lo arrinconó una tormenta familiar. El presidente Gustavo Petro Urrego, permitió que la gente se le metiera al rancho. Abrió las puertas de la Casa de Nariño y le ingresaron hasta por las ventanas. Peor, también le llegaron por la puerta de atrás. Tal vez olvidó que allí también está su hogar.
Todos los seres humanos tenemos problemas familiares. Como no somos famosos los arreglamos o permanecemos con ellos sin que nadie se entere.
El primer mandatario de la nación es persona importante y con reconocimiento mediático, por lo tanto, tiene que ventilar sus asuntos familiares y ponerlos bajo escrutinio público. Es un horror llegar a esos extremos. El poder es así de implacable. Quienes cobran sueldo con dinero oficial, toda su vida es pública.
Ganó con suficientes votos, pero dejó muchos rivales ardidos y la memoria del enemigo nunca olvida. Ni perdona.
Todos estamos llenos de defectos y cuando se trata de un presidente los medios y las redes sociales cumplen muy buen trabajo.
El propio doctor Gustavo Petro se ha encargado de hablar sobre su intimidad familiar. Ha dado licencia para que todos se refieran a asunto.
Prometió y generó esperanzas. Se asoció con enemigos y contradictores para tener gobernabilidad. Le quedaron mal porque es un matrimonio asimétrico. Se están bajando del bus muy temprano. Cuando quede solo nos daremos cuenta de sus capacidades y hacia a donde nos llevará.
Desconocemos la hoja de ruta que nos tiene preparada con su plan B.
Todas las reformas que llevará al Congreso pasarán. Macheteadas, peluqueadas, maquilladas y enmermeladas, pero pasarán. El pueblo es quien siempre aguanta hambre, los congresistas y poder ejecutivo, nunca. Con izquierdos, derechos y centro todo es igual.
La política le dio la oportunidad a la izquierda de llegar al poder. La historia dirá para que lo utilizaron.
El primero en retirarse fue su amigo Gustavo Bolívar. No nos sorprendamos con los que siguen.
Al romperse la coalición el presidente Petro quedará gobernando sólo. ¿Cómo nos dirigirá? ¿A quién escuchará?