Libardo García Gallego
Abundan diferentes versiones sobre el origen del Covid 19, entre ellas que la pandemia no fue resultado de un virus aparecido en un laboratorio chino, producido por unos animales salvajes, sino fabricado en Norteamérica y llevado a China por unos soldados y que la autoría intelectual se le debe a uno de los grandes multimillonarios del mundo, interesado en la reducción de la población global. Lo único verificable es que varios millones de humanos han muerto por haber contraído ese virus.
Nos invadió la virtualidad y ahora una enorme cantidad de entrevistas físicas han desaparecido porque los celulares son el medio sustituto y rápido para hacerlas. El dinero va en vías de exterminio, pues las tarjetas bancarias lo están sustituyendo; hemos perdido las conversaciones personales entre familiares y amigos porque ahora las reuniones tradicionales se han convertido en chateaderos donde uno cree que las personas están pensando en lo que uno les habla, pero “mentiras”, ellas están comunicándose con sus contactos distantes. Los empleos se han reducido porque ahora no quedan empleos sino para los que deseen trabajar en los “calls centers”, la mayoría por horas o medio tiempo. Los conductores de vehículos ya no son necesarios, pues éstos van solos a donde quiera que los necesiten, las GPS son la mejor guía para llegar a cualquier lugar; las bombas o sitios para tanquear los vehículos tampoco requieren de trabajadores, pues un brazo electrónico lo hace sin necesidad de ayudas humanas.
Los libros, periódicos y revistas van desapareciendo porque todo está guardado en Internet y basta con pedirle a Siri o a cualquier medio similar para que nos suministre en segundos la información que necesitemos. La trascendencia de la revolución tecnológica es de tal dimensión que la inteligencia artificial va a reemplazar la inteligencia humana, pareciera que sólo sobrevivirán los humanos que sepan fabricar robots o crear sistemas de comunicación fácil y rápida. Ni la agricultura ni la industria van a necesitar de agricultores y obreros. Esta es la revolución del siglo XXI. Menos mal que los avances tecnológicos coinciden con la destrucción del planeta tierra, la crisis planetaria es más amplia que la simple crisis climática; estamos destruyendo el medio ambiente, hasta el agua, elemento abundante en el pasado, también se está acabando. Como que estamos viviendo en los últimos tiempos de la tierra, sin haber aprendido a vivir pacífica y dignamente, sin haber previsto y, mucho menos, prevenido los gravísimos daños que le estábamos ocasionando con nuestras prácticas productivas.
Después de la catástrofe planetaria sobrevivirá un 5% de la población actual, entre ellos los multimillonarios y los grandes tecnólogos, quienes seguramente aprenderán a volar en el espacio sideral e irán a visitar otros planetas. Así va terminando la evolución de la especie humana. Amigo(a) lector(a) en qué cavila usted?