¿Qué pasa en el Catatumbo?

29 marzo 2023 5:55 pm

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Aldemar Giraldo Hoyos

 

Antes de entrar en materia es bueno recordar que El Catatumbo es una subregión colombiana, ubicada en el noreste del departamento de Norte de Santander, que se extiende entre la Cordillera Oriental de Colombia y el Lago de Maracaibo, por lo cual se le ha llegado a considerar la región como "transfronteriza";​ en Colombia, esta región está conformada por 11 municipios: Ábrego, Convención, El Carmen, El Tarra, Hacarí, La Playa, Ocaña, San Calixto, Sardinata, Teorama y Tibú.

Es de anotar que esta región ha sido uno de los escenarios más golpeados por el conflicto armado interno de Colombia, con la presencia de distintos actores armados, afectando a la población civil y el medio ambiente; es una zona muy disputada por grupos al margen de la ley, ya que sus condiciones climáticas son adecuadas para cultivar, a gran escala, la hoja de coca, materia prima para la fabricación de cocaína; allí también hay laboratorios que la producen aprovechando la densa selva de la región para estar ocultos de la Fuerza Pública de Colombia.

Según el exnegociador de paz y exministro del interior, Juan Fernando Cristo, “ El Catatumbo vive, hoy, una muy profunda crisis social; hay gente que se está muriendo de hambre; la gente se está desplazando a Ocaña, a Cúcuta y, obviamente, a Tibú, desde los municipios, como El Carmen de Ocaña, El Guamalito, en donde sucedió el atroz ataque a los soldados de la patria; esto demuestra que el ELN sigue hablando de paz sin ninguna voluntad real de llegar a una negociación política para lograr un desarme o su desmovilización”.

Sobra advertir que Juan Fernando Cristo nació en Cúcuta, fue senador de la República entre 1918 y 2014; es hijo del exsenador Jorge Cristo Sahium, quien fue asesinado, en 1997, por el Ejército de Liberación Nacional. Fue negociador de los diálogos de paz en La Habana, es conocedor del contexto regional del Catatumbo y ha sufrido, en carne propia, la acción violenta del ELN.

Al profundizar en la situación actual del Catatumbo, expresó: “La crisis del Catatumbo implica una gran oportunidad para el Estado colombiano si somos eficaces y actuamos rápidamente para entrar con una intervención integral del Estado, igual como está sucediendo en el Cauca y en Nariño con el tema de la hoja y la pasta de coca y poder avanzar rápidamente en la recuperación social de esos territorios y no solamente la ocupación por parte de nuestras fuerzas militares.

Los carteles mejicanos llevan ya casi un año sin comprar la pasta y la hoja de coca; ya no se está presentando ni el trueque; en las tiendas y en el comercio del Catatumbo, hasta hace un tiempo, la pasta de coca se recibía como moneda; ya no se está recibiendo; ahora, la pasta de coca se está quedando tirada en la calle, en las casas y en las fincas del Catatumbo; ya no hay resiembra en algunas zonas por parte del ELN y las disidencias de las FARC, por ejemplo, en la zona rural de Cúcuta. Es una gran oportunidad para el Estado, pues las  organizaciones sociales  del Catatumbo están planteando fórmulas y salidas para el tema de la sustitución de cultivos; es fundamental que el gobierno nacional entienda el alcance la implementación del Acuerdo de Paz en lo que tiene que ver con la inversión en los municipios focalizados para el Plan de Inversión Social, entre ellos, todos los del Catatumbo y, a propósito, estos tuvieron una gran participación ciudadana;  con el plan Nacional de Sustitución de Cultivos es el momento de ofrecerles alternativas a esos miles de familias del Catatumbo, las cuales están dispuestas, en este momento, a participar en planes de sustitución del Estado, ocasión propicia para recuperar esas tierras que están en manos de los violentos. No se trata, solamente, de una estrategia de seguridad que debe implementar el Estado para combatir al ELN, a las disidencias de las FARC o a otros grupos armados; es el momento de llegar a esas comunidades que esperan la presencia real del Estado y es una gran oportunidad para el presidente Petro”.

Se ve claramente que la tarea no es aumentar la presencia militar y dar plomo a diestra y siniestra, incluso, poniendo en peligro la vida de los campesinos y moradores de la región; la verdadera acción es integral, de gran envergadura para aprovechar este momento crítico de los dueños del polvo. Me atrevo a invitar a Barbosa, Cabello, Pastrana, Gaviria, Cabal, Valencia y a todos los politiqueros mediáticos para que presenten propuestas positivas y de largo aliento que nos ayuden a salir de este infierno; que dejen de ser contestatarios, por un momento, y piensen en la Colombia que los ha enriquecido. Como decía mi abuelo Eurípides: “El oportunista que no sirve para nada, siempre hechiza a la chusma”

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