Ayer y hoy al compás del Tango
Por Darío Tobón Montoya
Es el supremo tanguero de los años 20. Si la década de 1910, que hace pocas semanas describimos, fue la de grandes precursores, esta de los 20 es de los mayores consolidadores. Nadie le discute el más alto sitial a Julio de Caro, el no controvertido y nunca superado compositor, director y violinista, que, iniciado a fines del 1910, en la década de 1920 continuada en los 30 y los 40, se constituyó en el más respetado por colegas y oyentes. Su mayor virtud la tuvo como indiscutido innovador, resultado de sus indubitables logros: es el iniciador del movimiento vanguardista, que movió los cimientos del tango al que jerarquiza. Obliga a todos los músicos de orquesta a tener estudios de conservatorio y a vestir elegantemente.
En el piano es el creador del llamado “acompañamiento armonizado”. El piano, antes de él, era marcador del ritmo de la música. Con él pasó a ser instrumento sobresaliente, creador de acordes y melodías. Cumple a cabalidad su famosa frase: “el tango también es música”, es decir no es solo un ritmo para bailar y oír, sino también es un creador de ideas y belleza musicales. El uso del violín corneta, que incrementa la intensidad del sonido, la selección de sus bandoneonistas y la increíble digitación del piano por su hermano Francisco y el violín por su otro hermano Emilio, dan para esta renovación. Sus 30 años en el tango, son tan intensos, tan ricos, que sorprenden a todos. Ningún tanguero ha hecho tanto por su música como él.
Se ha denominado escuela decareana a este periodo de tiempo, en el que la grandeza y la condición compositora e interpretativa de Julio de Caro, tuvo su mayor preminencia. Comienza en el momento en que se presentaba la bifurcación del tango a fines de los 10: de un lado estaban los tradicionalistas, los simplistas. En el otro los renovadores, los evolucionistas, con De Caro como abanderado.
De acuerdo con Héctor Benedetti: “Julio De Caro conserva la esencia del tango arrabalero, bravío, fusionándolo en una expresividad y sentimentalismo, desconocido hasta ese momento”. Ello tuvo lugar a causa de su bien cimentada formación académica. Con sus máximos bandoneonistas, los Pedros Laurenz y Maffia, el dúo más famoso en la historia del tango, acrecentó su herencia musical.
Julio De Caro nació en 1899. Desde su niñez fue débil y enfermizo. Por muchos años su madre lo vistió con el hábito de San Juan, muy usado en ese tiempo para niños debiluchos. Su padre, violinista, que había sido profesor del conservatorio de Milán y tenía academia en Buenos Aires, fue su maestro de música. Pretendía que sus hijos mayores, Francisco y Julio, fueran músicos clásicos.
A Francisco, el mayor, lo puso a estudiar violín y a Julio, el piano, todo lo contrario de lo que ellos íntimamente deseaban. Su madre, conocedora de esas inclinaciones, permitió que en secreto estudiaran sus instrumentos favoritos. Su padre tenía total aversión a la música popular, pero ellos querían aprender tango, lo que también apoyaba la complaciente madre. Francisco, previendo el seguro conflicto con su progenitor, espontáneamente abandona el hogar y se traslada a Montevideo. Al enterarse su padre de lo que hacía Julio, lo expulsa de su casa y él busca a su hermano, que al contrario de él, era alto, atlético y saludable.
Los hermanos, ya con buena formación ingresan a la orquesta de Fresedo, antes del primer viaje a EEUU en 1920 de Julio, con la típica Select, conjunto precursor de la renovación del tango. Al año siguiente, Julio como director, forma otra orquesta de 56 instrumentistas para los carnavales. A continuación, con el Cuarteto de Maestros de Delfino, van a Montevideo con buen resultado económico. Regresa a Buenos Aires y hace parte del histórico y mejor conjunto orquestal que tuvo Cobián, el Sexteto, antecedente directo de la transformación instrumental del tango. Al viajar Cobián a New York, abandona su orquesta que queda bajo la dirección de De Caro.
El hecho de que en un conjunto instrumental estuvieran los inmensos, los grandes, Fresedo, Cobián y De Caro, no es una situación fortuita. Es un hecho histórico, marcador y fortalecedor de la influencia que tuvo la música europea con sus romanzas en el desarrollo, de la música de vanguardia, que le dio grandeza al tango.
Julio De Caro se vuelve el líder de la generación de 1920 y su influencia trasciende hasta los 40 en los grandes: Troilo, Gobi, Pugliese y Vardaro, vueltos continuadores suyos. En 1925 reaparece en el Palais de Glace, en el que se recibió al príncipe de Gales. La admiración por De Caro, se extendió a los directivos de la casa Víctor, sus grabadores, que decidieron regalarle el violín corneta que lo distinguió.
Aquí, en este vínculo, un video de Julio De Caro, su violín corneta y el tango Nostalgias:
Este costoso instrumento había sido estrenado en Las Big Bands norteamericanas. Con el hizo más fuerte el sonido del violín. En los carnavales de Montevideo de 1926, su orquesta es la más destacada. Sigue creando maravillosos tangos. Y Europa se abre para él. En 1931 viaja a Francia. Llega a Niza donde debuta y allí se encuentra con Carlos Gardel. En todas sus presentaciones, sus músicos vestían de riguroso esmoquin. Con ello trató de borrar la imagen que creó en Europa Francisco Canaro, que había vestido de falsos gauchos a los músicos, haciendo creer que esa era la vestimenta típica de los argentinos.
Los músicos de De Caro, “los no gauchos”, mostraron que el tango ya era distinguido y no música orillera. En la película Las Luces de Buenos Aires, la primera que filma Carlos Gardel en Francia, interviene con su orquesta. A su regreso a Buenos Aires, ocurre en 1934 una confrontación de orquestas. El triunfador es De Caro.
Crea grandes orquestas, emulando a Fresedo, con un estilo semi-sinfónico en el número de sus componentes, pero sin pretender llegar a los que llamó Canaro, Tango Sinfónico. De Caro decía que no existía tango sinfónico. En 1936 De Caro forma la Orquesta Melódica Instrumental, con nuevos instrumentos como vientos y percusión, sin llegar a todos los que integran una real orquesta sinfónica. En los últimos años, vinieron largas temporadas radiales, grabaciones numerosas y espectáculos de baile. Viaja a Chile en 1937.
Tras 50 años de actuación, hace un muy sentido y total retiro del tango al lado de su hermano Francisco en 1954. La obra musical de De Caro es muy extensa. Comenzamos con los menos conocidos, los tangos cantados: Un dilema, con letra de Cadícamo, Esta noche, Yo no se si me quieres y Copacabana, tango originalmente instrumental al que le adaptaron letra. En los tangos instrumentales Boedo, es el más reconocido e importante. Otros muy calificados son: Tierra querida, La rayuela, Chiclana, El monito, Mala junta, El tigre del bandoneón, Todo corazón y El arranque.
A continuación podrá apreciar las siguientes obras de nuestro personaje:
https://youtu.be/cJdnbweyWoE Boedo Julio De Caro y orquesta
https://youtu.be/oUegluVI4WI Un dilema Julio De Caro y Agustín Volpe
https://youtu.be/T3fWvXyPGGo Esta noche Julio De Caro y Roberto Taibó
https://youtu.be/x-yEykRs3a8 El monito Julio De Caro
https://youtu.be/Y_1HV0y5H-I Mala junta Sexteto Julio De Caro
https://youtu.be/MGWOiDEFdVE Copacabana Julio De Caro y Héctor Farrell
(Continuará el próximo viernes 7 de abril de 2023)
Armenia, marzo 31 de 2023