Como seres sociales que somos, las personas no podemos evitar acercarnos a cualquier perro que veamos, con la intención de acariciarles, algo que deberíamos cambiar, ya que no todos los perros disfrutan de las caricias, mucho menos si somos un desconocido.
Para saber si un perro tiene miedo, hay que prestar atención a las señales que nos muestran. Cuando un perro siente inseguridad por tu presencia puede necesitar coger espacio, observarte siempre para ver qué haces, lateralizarse, hacerse 'pequeño', puede 'congelarse', pero también puede reaccionar hacia ti o incluso sobreexcitarse.
Es importante dedicar tiempo, si compartes tu vida con un perro, para aprender a detectar señales que digan cómo está a nivel emocional en ese momento Hay veces que tendemos a confundir el hecho de que un perro nos huela con que quiera ser tocado y esto, la inmensa mayoría de veces, no son sinónimos.
Los expertos en comportamiento canino explican que pueden querer olerte para coger información y saber quién eres, por lo que es recomendable esperar a ver si realmente el peludo quiere interactuar.
Para acercarnos a un perro con miedo, lo primero que debemos entender es que quizás nunca quiera tener ese contacto tan cercano como es una caricia.
No obstante, es importante ser consciente de que lo que más necesita un perro con miedo es espacio y tiempo. Y quizá, al cabo de un buen rato o incluso un día, se acerque a ti con la intención de que le toques o tener un contacto más cercano.
Es muy importante que respetemos las peticiones de espacio por parte de nuestros perros ya que, de no hacerlo, podríamos crearles una mala experiencia que no les va a ayudar a perder ese miedo o inseguridad hacia nosotros.
Una buena forma de aproximarnos a un perro con miedo es hacerlo agachándonos, mostrándonos accesibles y dejándonos oler si el perro lo necesita. Si tiene mucho miedo es casi mejor que no le hables, no le mires directamente y te hagas el ocupado, como si no te interesara.
Al final, lo que debemos transmitir es que no somos un problema y que nos da igual su presencia, que no le vamos a invadir.
En el caso de toparnos con un perro abandonado al que queremos rescatar, lo primero que debemos tener en cuenta es las condiciones en las que se encuentre el animal.
El proceso es similar al que debemos seguir con un perro cualquiera con miedo, ganarnos su confianza. Para cogerlo, además de darle tiempo y espacio, necesitamos ser valiosos para él y, por lo tanto, podemos usar uno de los principales motores de la vida de un perro, la comida.
Tener una comida apetitosa nos puede ayudar mucho en este tipo de situaciones, pero si actuamos de forma muy invasiva, por mucha comida que tengamos, no conseguirá que nos ganemos su confianza, al menos no la suficiente para cogerlo sin que pueda agredirnos o sienta miedo alto.
Por lo tanto, las bases se resumirían en tiempo, espacio y contar con algo de valor. No podemos pretender ganarnos la confianza de un perro abandonado en diez minutos, especialmente sin saber qué ha vivido, pudiendo haber sido incluso maltratado.
Tampoco debemos invadir de más los metros que necesita ya que eso puede provocar una pérdida de confianza e incluso que tienda más a la huida o al ataque si se siente muy acorralado. Y tener comida para llamar su atención puede acelerar este proceso de confianza, siempre respetando los dos puntos anteriores.