Guillermo Salazar Jiménez
Porque no entendió lo que se jugaba frente a la realidad del examen final de algebra, decidió encerrarse en el cuarto a rezar en lugar de estudiar. Se sintió iluminada por el deseo de no desfallecer ante las dificultades y con fervor prendió una vela a la virgen María para que le ayudara a resolver los problemas matemáticos. Rendida se durmió seis horas después de rezar avemarías entre los numerosos rosarios. Cuando despertó apagó el incendio, las cenizas del cuaderno las tomó como una respuesta positiva a su demanda. Más tarde, Rusbel Caminante le preguntó a su hermana por el examen y ella, sin conmoverse le respondió: ¡Mal, la virgen no quiso que ganara Algebra!
Juana, aquella amiga, comentó que este caso es uno más en el juego de la lógica que utilizan numerosas personas que esperan salir airosas frente a los problemas, dudas o la realidad que no quieren enfrentar. Agregó que la humanidad se inventó dioses para explicar enigmas, aplicar castigos o tranquilizar conciencias y así, de esta forma, sobrevivir. El Dios, como ser omnipotente, todo lo puede y todo lo designa por y para bien de sus fieles; por ello la lógica religiosa resulta ser el arma preferida para garantizar la existencia, porque nunca pierde. Explicó que por ejemplo si el enfermo se curó fue por los rezos y los ruegos: ¡Dios lo quiso!, y si muere, igual fue porque Dios lo determinó.
Rusbel Caminante afirmó que todos los agujeros de las dudas que afectan la vida de millones de creyentes se tapan con las plegarias, como ayuda divina. Para superar los tormentos de la vida existe un ejército de ángeles y santos para curar enfermos, dar riqueza, salvar el alma, preparar matrimonios, fraguar guerras y, claro, asesinar semejantes. El valor de no perder hace que aumenten los rezos y rogativas y junto a ellas los santos, como ayudantes de Dios, para no olvidar las anhelantes respuestas. Por ello se crearon santos de todo tipo para diferentes situaciones que apremian a la humanidad. Los hay para calmar las fuerzas de la naturaleza, como la lluvia, truenos, siembra o del hombre como enfermedad, muerte, amor, odio, temor, angustia, armas.
Por fundamentarse en la fe, la lógica religiosa se impone por sus preceptos a fuerza de aceptarlos contra los principios filosóficos de la lógica, expresó Rusbel Caminante. Para muchos la fe se transforma en arma central de su vida para bien o para mal, según enfrente problemas terrenales diferentes; entonces se creó el cielo o el infierno como recompensa final. Comentó que paralelo a los santos surgió la contraparte conformada por el ejército de los malos, liderados por Satanás, para hacer de la lógica religiosa un asunto consustancial del mundo real y de la humanidad. Concluyó que la fe domina el actuar de muchos que atan su vida a designios divinos, como salida lógica a sus problemas físicos o emocionales, y con el jurista Louis Brandeis formuló que “La lógica de las palabras debe ceder a la lógica de la realidad”.