No espero (Casi) nada del amor

18 mayo 2023 10:49 pm

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He aquí un catálogo de historias de amor y desamor. Un recuento de experiencias, emociones y reflexiones con el que Mónica Pardo Vélez practica la escritura como ejercicio de autoexploración, catarsis y autoconocimiento.

En el inventario, nacido de la insaciable búsqueda del amor ideal, circulan los más variados amores: desde los cándidos de la remota infancia, pasando por el cambiante pero perdurable amor al padre, los de la adolescencia, los desordenados y vertiginosos de los años de juventud, el amor al esposo, en pos de una «estabilidad emocional» que finalmente resulta insatisfactoria; y los romances posdivorcio, tras la consolidación de la vida adulta. Amores, todos ellos, al fin transitorios.

El relato se alterna con cartas de despedida; mensajes en contrapunto que cierran la serie de las experiencias vividas. Después de vueltas y tropiezos, llega la independencia como el más valioso tesoro y el reconocimiento de que la pareja no es el ser llamado a proteger y a salvar,sino aquel capaz de acompañar a transitar un camino que cada uno, por sí solo, puede construir.

Algunos fragmentos:

«Mi vida no ha encontrado un amor tranquilo. He aprendido muy bien el arte de enamorarme, conozco a la perfección esa electricidad, esas mariposas, la ansiedad constante, los rituales de las primeras citas, los primeros pasos en una relación; y cuando todo se vuelve crudo y se caen los velos, lo único que queda es el simple reflejo de un vacío interno que intenta ser llenado. Mis ganas de amar son infinitas, pero mi idea de pareja está distorsionada.»

Página 67

«Y aquí estoy hoy, en la mitad de la causa y el efecto, tratando de descifrar por qué mis actos, mi presencia, mi actitud o mis dotes hacen que atraiga lo efímero, lo absurdo. Casi siempre ilusionada con la idea de la posibilidad. Porque el enamoramiento, visto de una forma pragmática, no es otra cosa que creer fielmente en una posibilidad.»

Página 108

«Me desperté con la cabeza recostada en un inodoro blanco. Sentía mareo, dolor en las piernas y en la cabeza. Hacía un calor infernal. Poco a poco me levanté del piso y, al salir de ese baño desconocido, lo primero que pensé fue: «Estoy en otra ciudad y no sé cómo llegué aquí». Exploré el lugar. Era un apartamento muy iluminado, con muebles blancos y anaranjados, pisos de mármol y decoración insulsa. Encontré un único cuarto en el que Roberto dormía profundamente.»

Página 35

«A mí me enamora el potencial, me emociona la posibilidad de vivir un amor completo y bonito. A pesar de esta humanidad que tiende a decepcionarme casi todos los días, no estoy hecha de otro material que no sea la ilusión. Y con cada una de mis ilusiones, inevitablemente ha llegado ese amargo momento en el que todo se desdibuja. Si bien los motivos para terminar mis relaciones casi siempre han sido justos y me han dejado en un estado de emancipación y aprendizaje que finalmente agradezco, lo interesante es que muchas veces yo misma he sido la artífice de mis hecatombes amorosas.»

Página 132

«El mundo está suficientemente plagado de personas que no son capaces de relacionarse con los demás de una forma transparente y verdadera, que miran todo a través de su máscara, protegidos, con agenda previa y prevenciones, presos de un profundo miedo a sentir. Yo intento no pertenecer a ese grupo de personas y me gustaría encontrarme con alguien que esté lejos de ese universo. Prefiero ser esta mujer distraída, desarmada, con una única ventaja: el poder de atesorar mi experiencia y validar mi amor propio.»

Página 142

Sobre Mónica Pardo Vélez:

Actriz y escritora colombiana apasionada por lo femenino y sus implicaciones socioculturales. Es comunicadora social de la Pontificia Universidad Javeriana de Bogotá y estudió arte dramático en el estudio Juan Carlos Corazza en Madrid. Fue reportera en Noticias Uno y se ha desempeñado como actriz en televisión, cine y teatro. Escribió y actuó el monólogo Chick-flick en el Teatro Casa E.

Después estrenó Soledad es medio puta —también como autora y actriz— en el Teatro La Maldita Vanidad y más adelante en el Festival Ni con el Pétalo de una Rosa. Escribió, dirigió y actuó la serie web Pandémicas, durante el confinamiento. Concibió la idea original y es coautora de Aleida a flor de piel, presentada en el Teatro Nacional. No espero (casi) nada del amor es su primer libro.

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