James Padilla Mottoa
Ya una vez me referí en este mismo espacio a la delicada situación que entonces era una peligrosa posibilidad y hoy es un hecho real y lamentable: el enfrentamiento entre jugadores del Deportes Quindío y algunos de estos muchachos que hacen parte de las llamadas barras modernas del cuadro local.
En tiempos pasados era impensable que esto pudiera llegar a suceder. Sin embargo, las circunstancias han cambiado tanto que ya no podemos sorprendernos con lo que está sucediendo.
Existen unos hechos incontrastables que se originan en la desesperanza de los hinchas del equipo cafetero que ven pasar los campeonatos y los años con un equipo deprimido, modesto, sin mayores aspiraciones, sin posibilidades de conseguir los objetivos iniciales en la competencia respectiva. Aficionados cansados de una situación en la que el equipo no responde a las expectativas que se crean y mucho menos a las exigencias de ascenso.
Pero también hay que precisar que estos jugadores no son culpables. Ellos vienen contratados por un directivo que maneja un bajo presupuesto para el armado del plantel y seguramente entregan todo lo que está a la altura de sus capacidades. En consecuencia, no está bien que estos hombres reciban insultos y sean agredidos por algunas personas que peligrosamente llegan a extremos como el de echarlos de la ciudad.
Algo tendremos qué hacer para evitar males mayores. Personalmente no quiero que sea nuestra ciudad y nuestro entorno deportivo los que pongamos otro muerto con las banderas del fútbol.
Repito, nunca pensamos que esa pasión tan bella del Deportes Quindío, la de la procesión nutrida de la calle 21 los domingos de partido para ir al viejo estadio San José, pudiera convertirse en un grave problema de orden público para los armenios.
Un problema que tendrán que meterle mano las autoridades locales. Tengan en cuenta que digo meterle mano y no resolverlo, porque la solución final no depende de nosotros o de la administración de la ciudad. El señor Ángel es un hombre tozudo, a quien sólo importa su opinión y quien se quedó con el equipo quindiano porque vio la gran oportunidad de montar un buen negocio, aprovechando su larga trayectoria de dirigente del fútbol aficionado en el Valle del Cauca y la prestigiosa escuela que posee. Aquí no hemos tenido quién o quiénes estén dispuestos a plantearle una oferta seria a este caballero. Y la otra es: ¿hasta dónde estará dispuesto a vender sus derechos Hernando Ángel?
De todas maneras, el alcalde de Armenia, el actual o el entrante, tendrá que hablar con el dirigente y plantearle seriamente las características de un problema que lo es igualmente para los intereses del inversionista. Es el clásico tema en el que yo pierdo, pero vos también.
Porque de por medio ya no son simples protestas de la tribuna; son amagos de una violencia despreciable que abre la puerta siniestra de una fatalidad mayor.
Sobre los hechos más recientes en las calles de Armenia, muy mal que unos jugadores de fútbol profesional se bajen de sus coches para enfrentarse a los que los insultaban en una horrenda riña callejera. Pero reprochable, asimismo, que los llamados hinchas pretendan arrogarse la potestad de expulsar de la ciudad e insultar a los gritos, a unos jugadores que no tienen la culpa de la modestia futbolística del equipo que conforman.
