Muchos expedientes duermen el sueño de los justos en la fiscalía

9 agosto 2023 11:43 pm

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Aldemar Giraldo Hoyos

 

A veces no sabemos si es bueno o malo ser hijo del presidente de Colombia, máxime si este es de izquierda, pero la realidad está mostrando algo: Nicolás Petro está viviendo las verdes y las maduras, pues cometió errores junto con su ex y se convirtió en el chivo expiatorio del fiscal Barbosa, un acérrimo opositor del presidente de la república; el lunar más grande de Nicolás es ser hijo de Gustavo Petro.

El caso de este diputado del Atlántico se ha movido a velocidades extremas y los medios de comunicación lo han utilizado como estrategia comercial, la cual ha viajado por todos los confines de la tierra sin importar el daño colateral que desencadena en la región. Muchos barones políticos han aprovechado la hoguera para sembrar odio y desdibujar la imagen del gobernante de turno y de su partido, momento muy oportuno, días antes de las elecciones de octubre.

Nadie dice, escuetamente: “fue detenido Nicolas Petro al imputársele los delitos de lavado de activos y enriquecimiento ilícito de servidor público” sino: “un juez colombiano imputó este martes los delitos de lavado de activos y enriquecimiento ilícito de servidor público a Nicolás Petro Burgos, primogénito del presidente colombiano, Gustavo Petro”. De una vez se compromete el nombre del mandatario colombiano para ponerle el picante que vende y ataca.

Pero, la película no termina allí; los medios prejuzgan y se visten de investigadores; tratan de buscar entrevistas que propicien “chivas” y juegan a magistrados o eminentes abogados. No estoy defendiendo a Nicolás Petro, lo que intento es hacer ver que, si el presidente y el fiscal fuesen otras personas, las cosas serían de otro tenor y su proceso judicial no habría sido tan acelerado y mediático; además, muchos odiantes o “haters” no hubiesen tenido la oportunidad de romperse las vestiduras y pronunciar discursos de ética cursi.

Mientras tanto, muchos expedientes famosos y de largo recorrido duermen el sueño de los justos en las gavetas de la fiscalía, a la espera de que un fiscal probo y sin compromisos con sus electores, tome las riendas de esta institución; en palabras de Santiago Gamboa: “Este es el panorama que afrontan quienes la hacen y no la pagan, por medio de jugadas y algunas influencias, logran evadir la justicia y ponerse del lado de sus protectores”. Merecen mención Edwin Ballesteros (representante a la Cámara), Richard Aguilar (siguiendo los pasos de Alvaro Uribe, renunció a su curul en el Congreso para que su caso también se trasladara a manos de la Fiscalía y ya sabemos por qué), Karen Abudinen (nombre muy sonoro); cualquier argumento aguanta un archivo, por ejemplo, “la imposibilidad de determinar el sujeto activo” se volvió el as bajo la manga para derruir cualquier expectativa de justicia.

De todas maneras, el sonado caso de Nicolás será comidilla y argumento de quienes no se oponen al gobierno de turno, sino que lo odian a muerte y esperan luchas fratricidas en nuestras ciudades y campos. Como decía mi abuela: “A río revuelto, ganancia de pescadores”.

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