Por Antonio Valencia Salazar
La abundancia sonora y musical de su obra labrada y purificada por los vientos del buen decir en la comarca, le venía de lo generoso de sus virtudes cardinales. Jairo Baena Quintero, el bardo que nos llega hoy en la evocación espiritual, transitó los senderos de la sabiduría universal y fue con excelencias humanas, educador, poeta y periodista. En esos oficios inmaculados celebró lo aprendido en los textos antiguos y forjó como profesor varias generaciones quindianas para el servicio social de la patria. Baena Quintero, preclaro hijo de Montenegro pulió su existencia al lado de la literatura que le palpitaba en sus arterias. Su canto bucólico se inspiró en la vida campesina observada a diario en el elemental entorno de los maizales, el café, la enaltecedora faena de los trabajadores de la tierra y los atardeceres, contrapuntos de los iluminados amaneceres en la heredad quindiana, tan hermanada con el Viejo Caldas del recuerdo.
Jairo Baena Quintero el amigo de tantos años, se acerca al siglo en esta fecha recordatoria de su tránsito terrenal enmarcado por una selecta cosecha literaria, exenta de engorrosos giros gramaticales, adornada apenas con el lenguaje de los días provincianos y la música del agua, del viento y de la lluvia generosa que hace surgir de los amados surcos la semilla de la abundancia y la vida labriega. No es exagerado acuñar que la voz poética de Baena Quintero reúne los acentos y la armonía de los más brillantes aedas del romanticismo europeo y luces griegas se agregan a su canto; los clásicos de América le trazan los caminos del éxito, pergeñando una rica obra en acentos de melodía vernácula. El hijo de la comarca montenegrina conquista así la gloria del reconocimiento intelectual.
La vena de la inspiración deviene de su icor-, sangre de los dioses- y de la cuna ancestral de tantos y tan rememorados poetas y escritores que es el Viejo Caldas. No puede hablarse de un trasplante generacional en el caso de Baena Quintero; o del aeda central del Quindío, Baudilio Montoya quien en lo eglógico de su canto, inspiró a tantos cultores de las letras en esta tierra escogida de la providencia.
Merecido homenaje del Quindío y Montenegro, de su sociedad y de quienes se acercaron y se acercan a los íntimos estremecimientos del cantor, del juglar que llevó su estro a la eternidad del libro para la consulta amorosa de sus cuitas. Baena Quintero, “coleguita”, recibe con igual ternura el sincero y familiar recuerdo de sus hijos, fieles a la tradición de los sembradores de belleza, de rimas y de música y el hallazgo fortunoso de asonancias y el uso tan natural del idioma de Castilla, elevando el sonido elemental de las virtudes del amor y de la vida.
Este 19 de agosto 2023, 100 años de la existencia del bardo, del periodista y del hermano, el corazón está izado a media asta.