James Padilla Mottoa
No termina por seducirme la selección Colombia de fútbol, luego de los dos recientes partidos de eliminatorias ante Venezuela y Chile.
De un lado están los resultados deportivos que pueden ser considerados satisfactorios en el balance general y del otro, lo que se ha podido observar en el funcionamiento del equipo.
En este último rubro queda la sensación de que el técnico Lorenzo no ha podido encontrar el equipo que garantice con buen juego la clasificación al mundial del año 26, aún a pesar de los seis cupos que esta vez podrá disfrutar Sudamérica para la cita orbital.
Los reparos se han hecho desde todas partes: aficionados, críticos especializados, técnicos y exjugadores. Todos coinciden en tres aspectos básicos: selección deportiva por la inclusión de uno o dos jugadores de muy escaso nivel actualmente; la falta de precisión en la entrega de la pelota y la ausencia del hombre capaz para sacar el equipo desde el fondo y gestionar así una ofensiva con mayores posibilidades.
No obstante que el juego y los resultados de los partidos amistosos que ha tenido la era del actual técnico argentino fueron reconocidos y elogiados, una cosa son los partidos sin mayor exigencia, es decir, sin una presión verdadera y otra muy distinta los partidos oficiales de la eliminatoria, en los que se juegan cosas trascendentales y en donde todo un país está atento a lo que puedan conseguir en cada partido buscando el cupo de la clasificación y con la vitrina de par en par para que técnicos y empresarios observen el rendimiento de los jugadores para llevarlos al fútbol internacional.
En este comienzo se le reprocha al técnico la inclusión de un jugador como Mateus Uribe, de un bajísimo nivel en una posición clave para la armonización del juego y determinante para el equilibrio en el funcionamiento. No solo su inclusión, sino la determinación de entregarle a este jugador la cintilla de capitán. Situación similar con el lateral izquierdo Deiber Machado, pobre en marca y muy escaso en salida por su costado. Jerry Mina, aunque hace tiempo no compite por lesiones y cambio de equipo, recibió el espaldarazo del técnico hasta el principio del partido contra Chile, cuando debió abandonar por lesión. Muñoz, el otro lateral, figura en el fútbol de Europa, se ha visto opaco, inseguro y con mínimo aporte en la gestión de ataque.
Pero no fueron solamente ellos: el gran referente internacional Luis Díaz, atacante estrella del Liverpool inglés, no pudo responder a las expectativas creadas en torno a él; sus piques y desbordes por fuera no se vieron y se podría concluir que su actuación fue bastante decepcionante. Únicamente Santos Borré, arriba, pudo con el peso de la responsabilidad ofensiva de un equipo que se vio muy desmejorado en estos primeros lances de la clasificatoria.
El otro debate fue el de si James o Quintero o ninguno de los dos. Pues bien, por lo visto, James le ha ganado inicialmente la partida a sus críticos y a través de su magia contagió a sus compañeros en el tramo final del partido contra los australes para rescatar ese punto en condición de visitantes.
Como lo expresamos atrás, el resultado deportivo es bueno, aunque no vaya de la mano con el juego exhibido. Tendrá que mejorar mucho para mayor suficiencia en la competencia y deberá meter mucha mano el técnico argentino para ordenar los elementos que tengan mejor nivel en el momento de la selección deportiva.
Aunque hay cama para mucha gente en estas eliminatorias surcontinentales, la clasificación debe ser sustentada por una Colombia que reedite sus grandes actuaciones de torneos anteriores.