El robo de la inocencia infantil es talvez el más abominable, perverso, cruel y lesivo de los robos que un adulto puede hacer a la sociedad, ya que sus consecuencias no son tan solo a la víctima indirecta sino a la sociedad como víctima indirecta. Las consecuencias inmediatas se evidencian en los daños físicos psicológicos y morales, pero en el largo plazo se traducen en efectos lesivos a largo plazo para toda la sociedad, puesto que un solo abuso sexual es un potenciador de futuros probables abusos a un número potencial indeterminado de niños y niñas inocentes que a su vez verán afectado su desarrollo y con ello troncada la probabilidad de convertirse en adultos funcionales, felices, adaptados y constructores de sociedad.
Sin duda, un niño feliz es más propenso a convertirse en un adulto sembrador de felicidad en otros.
Sin duda, un niño abusado es más propenso a convertirse en un adulto infeliz y más proclive a la enfermedad mental y también al delito, perpetuando círculos viciosos de maltrato y poca compasión hacia terceros.
La niñez es la etapa en la que se gestan las bases de la estructura de la psique y la personalidad adulta. Las experiencias infantiles, aunque queramos negarlo desde el ego adulto que muchas veces se jacta de omnipotente, condicionan gran parte de los rasgos de personalidad y de nuestros impulsos más inconscientes que nos llevan muchas veces al autosabotaje y al desarrollo de conductas y rasgos patológicos y destructivos de nosotros mismos y de terceros.
Si se protegiese la infancia como el tesoro más preciado y con ello su inocencia, sus sentimientos, y la fragilidad infantil como la semilla más preciada, las sociedades serían mucho más sanas, ya que en ellas abundarían no seres heridos por dentro con profundos vacíos odios y miedos, sino seres llenos de esperanza, de confianza en los demás, de capacidad de dar y de determinación para dar lo mejor de sí, por el hecho de que en su niño interior se gestó seguridad, confianza, estabilidad y esperanza.
Esa misma base que permitirán darle luego un aporte afectivo al mundo. De tal forma los ciclos de maltrato o amor determinarán como se comportarán las futuras generaciones en una u otra vida, sea esta destructiva o constructiva con otros.
Toda forma de maltrato infantil, incluyendo el abandono, el rechazo o el desamor, pero aún mucho más el abuso sexual, constituye un factor de riesgo potencial de la psicosis colectiva de una sociedad enferma, llena de individuos enfermos y de potenciales psicópatas que carecen de piedad, compasión o capacidad de empatizar con las necesidades del otro. ¿Cómo pedirle a un niño cuyas necesidades afectivas o su inocencia más fundamental haya sido vulnerada, que sea un adulto compasivo con otros, si en su corazón, en su psique, en su cerebro, en su mente se sembró hostilidad, miedo, carencia, desamor, maltrato, abandono o crueldad y defensividad hostil?
Pedofilia proviene del griego “paidos” que significa niños y” filia” que hace referencia a una fijación, atracción, o deseo.
La sexualidad humana es la base de la vida y la supervivencia de la especie. Sin embargo, la desviación sexual puede constituir también el peor de los demonios, lado oscuro y raíz de la barbarie, la tortura y la muerte.
La pedofilia no discrimina culturas ni religiones o razas. Es considerado por la clasificación internacional de trastornos mentales una desviación más de la sexualidad, como lo son otras muy comunes como el fetichismo, el exhibicionismo o la zoofilia que se clasifican como parafilias o desviaciones de la conducta y el deseo sexual humano. Sin embargo, ninguna de las desviaciones del deseo sexual humano es tan destructiva, cruel, salvaje y perversa como la pedofilia.
A pesar de los innumerables escándalos en diferentes escenarios que se viralizan en los medios de comunicación y a pesar de que suceda a diario, no existen suficientes esfuerzos por erradicar el abuso sexual o buscar su disminución significativa.
Peor aún y más desalentador, resulta, el saber que gran proporción de los casos (se estima que más de la mitad) jamás son denunciados o salen a la luz. Por ello una de las premisas para disminuir el daño potencial socialmente que produce el abuso sexual, es aumentar nuestra vigilancia, control y alerta para denunciar ya que de lo contario nos convertimos en cómplices silenciosos o indiferentes de este terrible fenómeno y delito
En consulta de salud mental es común encontrarnos con personas que confiesan en terapia un abuso que jamás tuvieron la valentía de confesar a nadie, ya que se intentaba olvidar y evitar el dolor a través de la represión. Esto favorece los episodios de depresión ansiedad y los sentimientos de vacío.
En múltiples trastornos mentales como los trastornos de ansiedad, la depresión y el trastorno límite de la personalidad, tan presente en jóvenes y adolescentes, se han identificado episodios de abuso sexual como factor de riesgo predisponente y desencadenante de psicopatología o enfermedad mental.
Cuantos suicidios se habrían podido evitar si el abuso fuera más atacado por la sociedad y mas prevenido desde la casa y la escuela como principales escenarios donde se deben prender las alarmas y activar las alertas tempranas través de la educación sexual, la comunicación y la confianza con los niños y niñas.
El abuso sexual es una consecuencia de la pedofilia y esta grave desviación perversa está mantenida por la indiferencia y la normalización del trato de los niños como un objeto de comercio, satisfacción o esclavitud de cualquier forma. Instrumentalización que se observa Incluso, en escenarios, que hemos venido normalizando como la mendicidad, la pornografía o el trabajo infantil y que están cada vez más presentes .
Desde normalizar el trabajo infantil y la mendicidad hasta inducir a los niños a ingerir alcohol o drogas o usarlos como mecanismo de cualquier forma de actividad económica mercantil o comercial , ya son formas alarmantes de explotación y expropiación de la vivencia mágica y juguetona del periodo más hermoso de la vida humana y a su vez de arrebato de su inocencia.
La niñez feliz debe estar caracterizada por la protección de toda la sociedad, empezando por parte de la familia, de la inocencia infantil. Ver adultos instrumentalizando niños en las calles, en los semáforos o en las calles y comercios, debe ser un acto tan condenable como el abuso sexual ya que se normaliza el arrebato de su infancia como un periodo para solo reir, jugar, soñar , y aprender no para producirle ningún beneficio a los adultos a su cargo.
La percepción de que el niño es un ser que debe producir ganancias, ser visto como una carga o aún peor como un objeto de satisfacción económica sexual para los adultos desnuda el hecho de que el hombre no tiene límites y la psicopatía abunda y es más común de lo que quisiéramos en la sociedad enferma.
Mientras tanto, millones de cómplices silenciosos solo velan por sus propios hijos mientras callan los posibles abusos, o, incluso, los ocultan, como ha ocurrido en miles de procesos judiciales en los que se ha dilucidado que muchas madres fueron cómplices de abusos sexuales a sus propios hijos por el temor a que su pareja esposo padre o padrastro del niño las abandonara.
Aplaudo la valentía con la que Eduardo verastegui, Alejandro Valverde y Jim Caviezel han logrado promocionar en contra de la gran industria perversa del cine que solo vende mentiras que les representen más ingresos regidos por el dios dinero ,una película como sound of freedom rechazada por los grandes estudios, productoras y las grandes plataformas a quienes poco les interesa ventilar como los niños son solo un objeto mercantil, ya que aunque sea grave priorizan el dinero y el beneficio de grandes elites que instrumentalizan niños , puesto que tienen rabo de paja y por décadas como lo ha hecho el mismo Disney han instrumentalizado niños para obtener ganancias muchas veces incluso ocultando abusos, explotación y el robo del mayor tesoro de la humanidad que es la inocencia, el tiempo de juego, la ingenuidad y la sonrisa de un niño que son las verdaderas fuentes de la felicidad humana.
Un niño con capacidad de jugar y sonreír es una adulto más sano y con mayor estabilidad afectiva.
Sin duda quien instrumentalice un niño debe pasar su vida tras las rejas, ya que constituye el mayor de los peligros para la sociedad: La corrupción de la niñez y con ello la destrucción de la base de la sociedad. Sino sentimos empatía por los mas vulnerables y frágiles difícilmente seremos capaces de sentir empatía por otros seres humanos sufrientes. La explotación infantil de cualquier forma es la forma mas cruel de explotación a un ser humano que esta apenas en crecimiento y merece toda la protección.
Si quieres destruir una sociedad entera, maltrata, explota y abusa a su niñez!
¡Si por el contrario quieres transformarla y hacerla más funcional vigila, identifica, alerta y protege a los niños como un activista en procura de la protección niñez!
gerestradam@gmail.com
PSICÓLOGO CLÍNICO
PSICOTERAPEUTA INDIVIDUAL DE PAREJA Y DE FAMILIA
PERITO FORENSE
LÍDER CAMPAÑA VOLUNTARIA DETECCIÓN DE LA DEPRESIÓN Y PREVENCIÓN DEL SUICIDIO
UNIVERSIDAD NACIONAL DE COLOMBIA
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