“Nono”, “Gordo”, “Lucho”: Un ser especial

30 octubre 2023 10:23 pm

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Manuel Gómez Sabogal

“Cómo se nos van los años…” Así de sencillo. Pero tenemos recuerdos de la infancia con amigos de esa maravillosa época. Pasan 365 días demasiado rápido.

Cuánto hace que íbamos al colegio, a la universidad, empezábamos una labor, disfrutábamos las reuniones familiares, con amigos, las fiestas del colegio, la universidad. Estábamos pendientes de muchas cosas. No nos preocupábamos de mucho, porque todo era sencillo.

Pero los años pasan y pesan, pero la vida no termina. Sigue.

Mi primer hermano falleció a los tres días. Se llamó Eduardo.

Cinco años después, nació mi segundo hermano. Su nombre era Luis Eduardo. Al crecer, fue gordito, pequeño, pero agradable y buen hermano.

Luego, siguieron otra hermana, Luz Helena, un hermano, William Fernando, otra hermana, María Cristina y otra, Gloria Piedad y otra, o la última, Martha Liliana. O sea, fuimos ocho en total.

“Que tiempo tan feliz…” Sí, demasiado feliz. No había redes sociales, celulares ni la tecnología de hoy, pero estábamos nosotros ahí.

Teníamos vecinos y amigos en varias cuadras alrededor. Además, los de enseguida a la derecha y a la izquierda. Había niños de nuestra edad. Jugábamos y pensábamos siempre en la Navidad. Porque todos íbamos donde todos a rezar las Novenas. Cada noche. La fiesta era grande, pues lo que más nos gustaba eran lo que daban cada noche en las diferentes novenas. Casas con puertas abiertas y qué tiempo tan feliz.

“Yo, al verte sonreír soy el niño que ayer fui…”. Éramos hermanos y aprendimos a ser amigos, aunque peleábamos como siempre lo hacen los hermanos. Y me encantaba jugar con mi hermano “Nono”, como le decíamos todos, incluyendo vecinos y familia; más grande “gordo” y para muchos de sus amigos, “Lucho”.

Era diferente, agradable, serio en muchas ocasiones, pero muy responsable. Cuando sonreía era porque todo lo gustaba y eso me encantaba.

“Mi hermano, da todo por mi bien, mi hermano, va siempre junto a mí y cuando la paz termina en mi vida, él hace que ría y olvide mí mal…”. Siempre lo vi así. Siempre estaba pendiente de todos los demás hermanos. Era médico, un médico excepcional y maravilloso. Era Fisiatra. Nunca supe por qué eligió esa especialización, pero sé que era feliz y era su vida.

Trataba a los pacientes como seres humanos necesitados de afecto, además de medicamentos.

Daba todo por nosotros sus hermanos, pero su familia era primero.

Antes que nada, su esposa, hijas y nieta (Gabriela) a quien disfrutó un año. Ese era mi hermano.

La alegría de su vida siempre fue la familia. Ellos, primero, antes que nadie o nada. Siempre lo admiré por eso.

Lía, Liliana, Juliana, Alejandro, Gabriela, Manuela, María José. Ellos eran su vida, su motor.

“Mi hermano es diferente a mi…”. “Nono”, “Gordo”, “Lucho”, siempre un ser especial

Algo se muere en el alma” …Sí, cuando partió para siempre el 31 de octubre de 2020, el alma quedó en pedacitos. No tenía palabras, todo era dolor, todo era llanto.

Fue una gran pérdida. Dios nos lo prestó 66 años. Los vivió maravillosamente. Los supo disfrutar en familia. Una familia, un ejemplo. Siempre fue el alma de la fiesta.

«Cada día te extrañamos más, pero sabemos que tu recuerdo y tu amor siempre estarán con nosotros.»

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