Germán Estada Mariño
Hace precisamente 8 días me encontraba vivenciando un maravilloso retiro espiritual que me conectó de nuevo con mi infancia en la que admiré y me inspiré al recibir catequesis siempre en el hombre más bondadoso, compasivo, unificador, tolerante, generoso, pacífico y altruista de la historia de la humanidad: Jesús de Nazaret.
Les dejaré mis más importantes apreciaciones y principales reflexiones que saque del mismo.
Que los hombres comercialicen la fe, que haya horrores y crímenes en las iglesias gobernadas por hombres es una cuestión que no le quita el valor profundo al legado de amor de Jesús.
Ese nombre que representa, más allá de lo que muchos creen, una sola cuestión de Fe que poseen (ciegamente) los creyentes en lo inexistente o intangible, ya que, la evidencia antropológica y arqueológica ha demostrado que ese hombre vivió y creció en el país que hoy alberga una guerra de odio interracial y religioso despiadado y cruel, La llamada tierra santa para tres religiones: musulmana, judía y cristiana: la tierra de Israel.
Más allá de sectarismos, ideologías que generan odio o división, mi interés es poder señalar que este hombre promovió la unión entre los pueblos y los hombres. Si viviese en nuestros días, promovería la paz y la reconciliación entre naciones, estados, imperios e ideologías políticas, religiosas y culturales, ya que para ese hombre todos éramos como uno solo y todos éramos iguales y semejantes que sólo se olvidan de que en el fondo, y en últimas, somos simplemente seres humanos, todos imperfectos, todos sufrientes y todos mortales.
Su mensaje era unificador, pacifista, tolerante y no busco lucrarse con el o generar imperios de poder. Tan solo perdón, amor, tolerancia y compasión entre todos los seres humanos.
El retiro me ratifico al escuchar diferentes testimonios de hombres valientes, que los vacíos afectivos, como lo vemos a diario en consulta, son el principal síntoma social, o el común denominador en salud mental, y en la consulta tanto psiquiátrica como en la psicológica clínica y la práctica psicoterapéutica.
También me ratificó que el principal factor de riesgo asociado dichos vacíos existenciales tiene raíces afectivas vinculares y por ende es la disfunción familiar su principal causal.
Las perdidas tempranas, las separaciones, los divorcios, los conflictos entre padres, los abandonos esporádicos o permanentes, las críticas, los rechazos, la soledad de quien siente que no vale o no cuenta con el otro son factores predisponentes y la indiferencia familiar y social son factores de mantenimiento de dichos vacíos.
A su vez, pude observar que si la figura mesiánica de Jesucristo como padre y Dios está aún presenté en muchos hombres, es porque representa precisamente esa figura parental (materna y paterna) incondicional, amorosa, tierna y receptiva. La figura de dios como padre representa antes que nada el rol compasivo y tierno que acoge a un hijo que no siempre tuvo eso y que sin reparo y más allá de sus fallos, le valora ,ya que como padre o madre se encuentra siempre dispuesto y abierto con infinita misericordia piedad y empatía , dispuesto a perdonar, soltar y dejar atrás los fallos de sus hijos porque se basa en la premisa de que sus hijos merecen siempre una nueva oportunidad y el perdón es la base de su enseñanza.
El símbolo de Emaús representa en el cristianismo la peregrinación de Jesús hacia una aldea según cuentan las escrituras con dos caminantes que fueron testigos de la resurrección que representa para el cristianismo la esperanza de que todo lo malo puede convertirse en bueno y de que hay esperanza más allá de esta vida. De allí que la resurrección representa también un símbolo para el cristianismo para resucitar del camino del mal y llegar a un nuevo destino de la compañía de Dios . ese destino está representado en la aldea llamada Emaús.
Esto lleva entonces a muchos hombres (y mujeres) a encontrar en estos retiros la compensación, la reivindicación de sus faltas y el resarcimiento de sus más profundos vacíos y carencias afectivas y también un medio para reivindicar sus faltas a través del arrepentimiento, la búsqueda de perdón y el devolverle valor a lo fundamental y lo realmente y más importante en esta corta y transitoria vida: ¡El amor, la unión y la familia!
Le pregunto a los padres y madres si creen que imitan el ejemplo de Jesús o incluso de dios en sus hogares al darle siempre otra oportunidad a sus hijos, al perdonarles, al abrazarles y amarlos incondicionalmente simplemente por existir. Incluso si no son creyentes porque debemos ser inclusivos y tolerantes, pueden ser compasivos, abiertos y protectores con sus hijos ya que ello sienta las bases de una personalidad sana como lo muestran diversas teorías de la estructura de la personalidad humana que se sustenta en las bases del afecto.
Lamentablemente, las cifras de depresión, sentimientos crónicos de vacío, adicciones y ansiedad están en aumento en jóvenes, ya que muchas veces los chicos escuchan cosas de sus progenitores como “Eres un completo fracaso”, “No haces nada bien”, “fuiste un error” “me siento avergonzado de ti” o algo tan abominable como: “¡sería mejor que no hubieras nacido!” ¿Se le puede decir algo más destructivo a un niño o joven? Estas frases, aunque se digan con ira o inmenso dolor o producto de las faltas de ellos ( lo que no lo justifica y siempre se puede perdón perdón a un hijo) , ocasionan heridas profundas en la autoestima y en la estructuración de la personalidad, ya que el padre no está para juzgar, condenar, degradar y humillar con castigo e indiferencia.
El padre o madre esta para entender, escuchar, apoyar, perdonar y guiar con afecto y cariño compasivo, con ternura y piedad a su hijo, incluso si está descarriado, hipnotizado por drogas o incluso en la delincuencia.
¡Qué fácil es amar a un hijo perfecto! ¡Que retador, heroico y valioso es amar a quien te ha decepcionado! ¡Qué fácil es perdonar a quien en realidad no ofende tu ego! ¡Qué retador es hacerlo por quien te sientes herido!
La figura de Jesús en la cultura judeo-cristiana resulta la figura más representativa del amor de un padre compasivo que siempre acoge a ese hombre que se ha equivocado, se ha alcoholizado, se ha divorciado, se ha entregado a los placeres banales, se ha centrado en el dinero abandonando a sus hijos como prioridad o se ha dedicado al placer mientras su esposa e hijos lo esperan en casa para recibir un abrazo que nunca llega.
¿Si ese padre que buscas en el cielo te ha perdonado en tu soberbia a ti como hijo, porque no perdonas tu como padre también a tus hijos por sus imperfecciones y fallos y buscas darle prioridad a lo fundamental? ¡El amor y el perdón!
Es ese el mayor aprendizaje que dejo a muchos hombres con historias sufrientes, el retiro espiritual para hombres de la comunidad de Emaús.
Fue una experiencia sanadora, vivencial, confrontativa con los verdaderos valores de la vida y muy motivante para quienes asistieron, algunos obligados por esposas e hijos y quienes escépticos asistieron dejándose tocar el corazón de perdón y compasión para imitar a esa figura paterna que idealizan tanto pero que imitamos tan poco en nuestras acciones lo cual nos hace tan solo comportarnos como hipócritas o fariseos.
Cualquier ejercicio espiritual o religioso es protector de la salud mental y el crecimiento humano y es exitoso, si logra otorgarle a la figura de la familia el valor que se merece y que promueve los valores morales superiores universales que trascienden a cualquier religión (ecuanimidad, justicia, benevolencia, paz y verdad).
Recomiendo a personas de cualquier credo, religión o filosofía espiritual que busquen siempre en la introspección, la autocrítica, la revisión de sus conductas y sus consecuencias y en referentes Jesús, que son sin duda irrepetibles en bondad y amor , un ejemplo real de acogida, unión, perdón y compasión que siempre acoge al ser humano al reconocerle como imperfecto (pecador) y como capaz de reivindicarse siempre que se dedique, a aprender de sus fallos para crecer, sanar y volver a la unión familiar como núcleo fundamental de una sociedad más sana y con menos enfermedad mental en jóvenes y adultos vacíos y sedientos de amor que han interpuesto otros intereses a esa misma búsqueda de felicidad profunda y duradera.
Las obras sociales como el apadrinar hogares de adulto mayor y hogares de paso, que más que protagonismo buscan impactar en los más necesitados en la comunidad de Emaús ya son un motivo para reconocer su valor en la sociedad en la que han logrado reunificar familiar y rehabilitar hombres y también mujeres que deambulábamos en el egoísmo y las trampas del placer.
Sin duda el restaurar relaciones ha sido una de las premisas de la psicología familiar y la psicoterapia de pareja y de familia y sin duda si se sensibiliza a quien ha perdido el valor por la familia, a recuperarlo y volver a lo más importante, se está haciendo una gran labor social.
El restaurar matrimonios y relaciones entre padres e hijos es más allá de cualquier perjuicio religioso para quienes son ateos o protestantes, pero también buenos seres humanos, algo que debe unirnos a todos, por la persecución de unos valores superiores universales que trascienden a cualquier religión.
Por último También aplaudo otras congregaciones y grupos que persigan promuevan los mismos fines, siempre que sus intereses sean el bien común, sin promover odios, divisiones ni intolerancia ni intereses personales, en donde se prima el bien y la compasión de corazón por los demás y por volver al verdadero amor que ejemplifico ese hombre maravilloso llamado Jesús de Nazaret para quienes sin duda representa el padre perfecto y modelo a seguir por su piedad, apertura y compasión desbordadas e incondicionales hacia todos los hombres sufrientes y necesitados.
Finalmente, la piedad por los más necesitados no es un mérito o debe verse como una cuestión de vanidad o de causas sociales extraordinarias y que persiguen personas idealistas que no tiene visión de progreso como lo sugiere la cultura y los valores individualistas.
La piedad por los necesitados fue uno de los ejemplos de compasión más hermosos que dejo ese hombre, quien declaro que “lo que hagas por el más pequeño de los hombres, en realidad lo haces por Dios, desprendiéndose de todo ego personal por el bien de los más afligidos”.
Qué hipócrita es en la lucha de clases y la sociedad excluyente ver como discriminamos por castas, por, estatus o por posesiones materiales, cuando lo que realmente debemos perseguir, es el sentir el dolor ajeno como si fuese nuestro, pensando menos en nuestras necesidades y buscando satisfacer las de otros.
Esa fue su vida y ejemplo, y los servidores de la comunidad de Emaús lo ejemplifican bien.
¡Un aplauso a ellos y en especial a Jesús, que es sin duda su inspiración en un ejemplo de fe, pero sobre todo de coherencia, amor y servicio por los demás!
GERMAN ESTRADA MARIÑO
PSICOLOGO CLINICO PSICOANALISTA Y PSICOTERAPEUTA DE LA UNIVERSIDAD NACIONAL DE COLOMBIA
PERITO FORENSE
LIDER CAMPAÑA DE DETECCION DE LA DEPRESION Y PREVENCION DEL SUICIDIO JUVENIL