EL LIBRO DE LEHDER/ El día que su padre lo echó de su casa

21 enero 2024 12:03 am

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Carlos Lehder regresó a su casa en Armenia a los 21 años, y luego de pagar una condena de 2 años de cárcel en los Estados Unidos, la segunda en su vida. Había hecho varios viajes de Bolivia para traer coca camuflada en su camioneta Ford, droga que después terminaría en Estados Unidos, con un muy buen rédito económico. Todo esto lo cuenta en su libro: “Vida y muerte del cartel de Medellín”. (Vida y muerte del cartel de Medellín, Carlos Lehder, Penguin Randon House Grupo Editorial. 2024).

En el negocio, le propusieron llevar 400 libras de marihuana camufladas en un viejo motor de avioneta, que iría a un hangar en Estadas Unidos, supuestamente para ser reparado, y que él debía reclamar. Así lo hizo. Llegó al sitio con un amigo, manejando un pequeño camión y con una grúa para que subiera el pesado motor a su vehículo alquilado. Lo lograron, pero cuando ‘cantaban victoria’ en un estacionamiento de gasolina, fueron rodeados por la Policía norteamericana y los llevaron a juicio. Fue condenado a seis años, que finalmente le rebajaron a dos. Al salir de la cárcel, directamente lo llevaron al aeropuerto y lo deportaron a Colombia.

De Bogotá viajó a Armenia y llegó a la casa de su padre Guillermo Lehder. “Cuando llegué a la casa de mi papá, en Armenia, él me abrazó contentísimo y me felicitó por mi macizo estado físico. La cocinera nos sirvió el almuerzo y conversamos bastante, pero sin abarcar muchos temas”, cuenta en su libro Carlos Enrique Lehder Rivas.

—¿Y qué va a hacer ahora?, le preguntó don Guillermo a su hijo

—Papá, pienso visitar a Medellín en unos días—Le dije, contestó Carlos Enrique.

Y el padre, sin mucha agua en la boca le mandó el siguiente mensaje, según cuenta el hijo: “Carlos, lo siento mucho, pero mis convicciones me prohíben albergar convictos en mi casa, aunque sean mis hijos. Pero te tengo un apoyo, dijo, y fue hasta su cuarto y regresó con un sobre grueso lleno de billetes. Es un regalo de cumpleaños, cuídalo que es lo único que te puedo dar por ahora. Si ves un negocio que no tiene futuro seguro, abandónalo”, le dijo el padre al hijo.

“—Sí, papá, perdóneme… Gracias— le dije con los ojos llenos de lágrimas. Ambos nos despedimos y, con la maleta en la mano, salí a la calle a buscar un taxi”, narra Carlos Lehder en su libro.

Con ese dinero, Carlos se compró una camioneta Ford nueva, en Medellín, y empezó a planear su futuro que, por supuesto, estaba en el negocio de la venta de coca en Estados Unidos.

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