El pasado 11 de febrero se dio a conocer que el arquitecto mexicano Leopoldo Goût, murió a los 94 años de edad. Fue hombre que dejó un gran legado en la arquitectura latinoamericana. Su trabajo también se vio reflejado en el diseño del museo Rayo, en Roldanillo, Valle del cauca. Cabe resaltar que la amistad entre Leopoldo Gout y el pintor Omar Rayo, era de carácter íntimo y desde la juventud.
Su nombre completo era Leopoldo Goût Ortiz de Montellano, y solo se sabía su nacionalidad y no el lugar exacto de nacimiento, pues poco hablada de él. Uno de sus tantos proyectos fue el diseño del Cine Diana en Paseo de la Reforma, en México en años los 60, cuando ese lugar abrió sus puertas al público.
Lo que más llamó la atención en ese momento de su trabajo arquitectónico fue la celosía que se usó, mismo que le dio un sello particular a la Glorieta de la Diana, en el país azteca.
En Colombia, estuvo en el diseño del ya mencionado museo Rayo. Allí Leopoldo Gout se inspiró en la arquitectura Maya para la creación del conjunto de ocho módulos octogonales, teniendo también en cuenta los trazos y estilo en el arte del maestro Omar Rayo.
En general su creatividad se manifestó varias veces en el diseño de edificios que evidencian aún las obras de arte de cada uno de sus amigos. Actualmente el Museo Rayo expone obras de Omar Rayo, realizadas en los año 70, las cuales dejan ver el vínculo entre éstas y el diseño de los ocho módulos octogonales del edificio del Museo.
Águeda Pizarro Oniciu, viuda del pintor Omar Rayo y presidenta de la fundación Museo Rayo, en Roldanillo, manifestó su pesar por la muerte de su amigo Leopoldo Gout.
“Polo querido no has muerto porque vives aquí para siempre. Mientras viva yo recordaré tu humor, tus guajiridengues, tu acento al contar los chistes más absurdos, que me decías Aguedulce y mimabas a Sarita. Eres México en Colombia y en nuestro recuerdo. Aquí amigo te recibimos en tu casa de ochos”.
El museo Rayo fue sin duda una bella colaboración artística que sigue siendo motivo de asombro en propios y visitantes. Un espacio sagrado del arte, incomparable, donde brilla la imaginación de dos grandes amigos que tejieron una constelación en la que habita el arco iris y sus dragones, un trabajo sin fronteras ni geografías.