La válida de automovilismo que dejó un muerto y doce heridos en el municipio de Buenavista este domingo 25 de febrero nos tiene que poner a reflexionar sobre las autorizaciones de los gobiernos a eventos que, como este, pueden resultar fatales para la población. En aras de promover el turismo de eventos, se dan autorizaciones para actividades que no le corresponden a un departamento como el Quindío y que ponen en riesgo a sus habitantes.
Las carreteras del departamento no pueden ser pistas de automovilismo, ni mucho menos las estrechas calles de los pueblos del Quindío. La velocidad que desarrolla este tipo de carreras pone en peligro la vida de personas, incluyendo los propios conductores, pues estas vías no están hechas para competencias de esta naturaleza. Ya lo habíamos advertido con las tres carreras anteriores que si bien no dejaron siniestros viales si advirtieron sobre esta posibilidad y el peligro latente que se mantiene cuando los vehículos pasan raudos por las carreteras y las callecitas de nuestros pueblos.
La primera incomodidad es el cierre total de algunas vías en los municipios y los accesos, lo que no solo es traumático para los habitantes y visitantes del área, sino que frena el turismo de tranquilidad de ese día domingo. Y lo segundo, como queda dicho es el peligro al que se expone a la población. Lo de Buenavista pudo ser peor si el carro salido ‘de madre’ se choca de frente contra la gasolinera, pues seguramente hubiera ocasionado un estallido con incendio incorporado y muchos muertos.
El prurito aquél de que hay que traer muchos eventos al Quindío en época de baja temporada, no nos puede sacar de la racionalidad de defensa de la vida y el territorio. No todo vale, señores, por más amigos del gobierno que sean los organizadores de este tipo de fiestas como la de las carreras de carros. Sabemos de carreras de motos, pero estas se hacen en sitios más especializados donde los peligros son menores. Y si se quieren carreras de autos, busquen un autódromo o lugares más seguros, donde el público no corra riesgos, o sean mínimos.
Hace unos pocos años se trajo al Quindío también un torneo de Paintball, donde se invitaba a participar de una actividad orientada a dispararle al otro, un juego que busca afinar puntería y azuzar los sentidos para dar con la víctima, lo que es realmente traumático en un país donde hace 200 años no ha cesado la violencia. Y todo, en aras del turismo.
El alcalde de Buenavista, el IDTQ, La oficina de Turismo del Quindío y el propio gobernador del departamento deben de responder por los hechos del accidente en Buenavista porque ellos autorizaron la carrera, la competencia de velocidad que terminó en tragedia. Hay que mostrar hoy el Soat de todos los vehículos, pero también las pólizas de seguro del evento, porque es necesario que los organizadores y el gobierno les respondan a los familiares de la niña muerta y de los doce heridos.
No todo vale para el turismo en el Quindío, estas carreras, señor gobernador, deben suspenderse de inmediato, no volverse a autorizar, buscar un turismo más sano, como lo propone la Red de Viajes Slow, un turismo para la vida, no para la muerte.