Manuel Gómez Sabogal
No pensaba escribir esta nota, pero como conozco muy bien a la pareja que deseaba pasar un fin de semana maravilloso en un gran hotel y con base en lo que me comentaron, decidí hacerlo.
La iba a enviar a la prensa al día siguiente, pero preferí esperar, porque el borrador de este texto, lo envié a los propietarios del hotel. Sé que también, le llegó a la administradora y les pedí que, por favor, hicieran algún comentario al respecto. Uno de los propietarios, me escribió:
“Hola Manuel, buenos días desde Madrid. Gracias por avisarme. Investigaré lo ocurrido para poder responderte con conocimiento de la trazabilidad de la reserva/estadia”. Estoy abordando mi vuelo de regreso luego de haber asistido a la feria de turismo de Fitur. Me gustaría que nos tomemos un café esta semana para que hablemos cuando te quede fácil”.
Mi respuesta fue sencilla: “No hay problema. Nos tomamos el café. Sí quiero que leas la nota. Me dices la opinión al respecto. Un feliz viaje de regreso”.
Esperé una, dos, tres cuatro semanas. Nada pasó, no sé si hubo investigación, pero no hubo respuesta y tampoco café. Por consiguiente, aquí va el texto final. Haciendo Cambio…
Muchas veces, las expectativas no son lo que parecen y al final, frustran. Son engañosas. Y la promoción, propaganda, publicidad o lo que sea, se difunde por redes o en páginas propias de los hoteles o en TripAdvisor con reseñas de clientes.
Entonces, una pareja elige un hotel, entre todos los que aparecen en el listado, porque desea pasar un gran fin de semana y su rimbombante nombre les atrae.
La pareja hizo una reservación en un hotel de muchas estrellas, muy reconocido, pero al llegar a la habitación, no era como la pintaban en la publicidad. Entonces, pidió cambio de habitación. Uno de los empleados fue donde la administradora, le comentó la situación, con tan mala suerte que la pareja veía cómo la administradora hacía gestos de disgusto y como sin agradarle mucho, accedió a cambiar de habitación, pero recaudó nuevamente por ese “servicio”. Es decir, volvió a cobrar como si no se hubiera hecho reserva. Por tanto, la administradora cantó Victoria.
¿Como por qué? Pregunto yo. ¿Cómo así que se ha pagado por un servicio y vuelven a cobrar casi el doble por lo mismo? Y no se puede callar ante el atropello. Parece que fuera costumbre.
El cambio parecía perfecto, pero no lo fue. Lo simpático es que no había clientes que llenaran ese gran hotel y era fin de semana. Estaba casi vacío. Es decir, la administradora hizo el cambio, pero a su modo. A su manera. Como ella sabe que debía hacerlo. Haciendo Cambio…por más dinero.
Tanto que la dama escribió un comentario con mala calificación en Tripadvisor:
“Mala disposición para cambio de habitación porque había poca ocupación y nos mandaron para la más lejana donde nos sentimos muy aislados. Nos salió el precio al doble de lo que habíamos reservado por cambiar a una habitación que era igual pero en otra ubicación”.
Creí que les iba a devolver el dinero pagado de más, pero no fue así. Se hicieron los locos. Hasta el sol de hoy.
Aunque ese gran hotel ofrece habitaciones Coloniales, Superiores dobles, Deluxe y Suites, además de Spa, piscina y tiene promociones, la administradora, en lugar de ser agradable con los clientes para que regresen al hotel, prefiere espantarlos de una vez para que no regresen y además, les digan a sus amigos que por allá, ni se les ocurra ir. Y les cobra el doble por cambio de habitación.
El turismo en el Quindío parece que estuviera diseñado para extranjeros y los residentes en la región no pudieran disfrutar de un servicio sin ser atropellados, por el hecho de ser de la región.
No es la primera vez que lo digo, pero en muchas partes del Quindío se abusa. No porque hayan sido mi hijo y su novia, sino porque así sucede en muchas partes. Se destruye esa imagen de Quindío turístico por la sencilla razón de que muchos no están preparados para eso. Es decir, desconocen las reglas para atraer turistas.
Prefieren ahuyentar a turistas regionales. Así sea un hotel reconocido en la región. No entiendo por qué la administradora abusa de sus funciones y prefiere hacer lo que le da la gana. Creerá que todo lo que haga es Victoria.
No somos capaces de entender el turismo. Falta mucho. ¿Será que por ser quindianos no podemos hacer turismo en el Quindío? Y eso que ya no es temporada alta…
«La calidad no es un lujo y no tiene por qué estar necesariamente vinculada al precio, sino a las expectativas de servicio que tiene el cliente cuando pide un servicio turístico». -María Cruz Cádiz