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Columnistas  |  24 abril de 2024  |  12:00 AM |  Escrito por: Gilberto Zaraza

El contraste de las movilizaciones

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Gilberto Zaraza

Gilberto Zaraza Arcila

Las movilizaciones ciudadanas sirven para protestar contra gobiernos que no atienden las peticiones del pueblo y para lograr conjuntamente con los paros conquistas laborales y soluciones a problemas comunitarios. Aunque luego, mediante leyes o decretos gobiernos neoliberales las desmontan.

Siempre han sido las clases populares las que han tenido que hacerlo. Por primera vez en más de 200 años, es la derecha la que sale a las calles a protestar contra un gobierno progresista que prometió el cambio para favorecer a las mayorías excluidas del bienestar y el progreso. Antes no lo hicieron porque todos los presidentes gobernaron para favorecer los intereses de la oligarquía.

El contraste de las movilizaciones de izquierda y derecha es marcado en su origen y respuesta. Mientras las del pueblo están justificadas en la lucha por derechos constitucionales fundamentales, para exigir cambios y cumplimiento de promesas. Como un acto de rebeldía contra la injusticia y la desigualdad. Contra el sistema narcoparamilitar, la corrupción y la impunidad.

Las de las elites se hacen con egoísmo y con mentiras para defender privilegios, oponerse a las reformas que eliminan sus lucrativos negocios de la salud, pensiones y explotación laboral. Para mantener el statu quo. Las hacen contra el presidente y no contra el sistema.

Las populares realizadas antes del actual gobierno no tuvieron garantías fueron descalificadas y satanizadas con la falacia que marchaban los vagos, guerrilleros y terroristas. Son infiltradas por provocadores para justificar la criminal represión que deja muertos, heridos, mutilados, violados, desaparecidos y detenidos. Y los que marcharon el domingo pasado aplaudieron a la policía y los calificaron de héroes. No se atiende el pliego de peticiones, ni hay diálogo.

Las efectuadas contra el actual gobierno han gozado de todas las garantías. Son pacíficas porque no hay provocación, ni represión. Y a pesar de eso agreden a periodistas independientes y de RTVC. Los obnubila el odio. Marchan con más emoción que razón. Insultan, injurian y calumnian al presidente con los peores epítetos. La única petición es Fuera Petro y que le hagan un juicio político. Que no exigieron contra Uribe, Santos y Duque con pruebas de financiación ilícita de narcoparamilitares, graves hechos de corrupción, las 6.402 ejecuciones extrajudiciales y violaciones de derechos humanos.

Son incoherentes, dicen defender la democracia, pero desconocen el mayoritario veredicto del pueblo en las urnas. Con cinismo arguyen que lo hacen para defender al pueblo porque Petro está destruyendo el país. Cuando lo que busca con las reformas es recuperar para los estratos bajos derechos conculcados.

Las movilizaciones de inconformidad contra Petro fueron multitudinarias, atizadas por los reiterados errores de forma y de fondo del presidente. Como convocar a un proceso constituyente que provocaría una ruptura institucional. Y declarar improvisadamente dia cívico, el dia de su cumpleaños y del movimiento subversivo M- 19, para crear un puente y que la gente no saliera a marchar en su contra. 

Esta mal asesorado o es muy terco y no escucha. Paradójicamente quienes más daño le hacen al gobierno son los asesores aduladores y los fanáticos petristas que lo endiosan que lo consideran perfecto y le dicen que va por el camino correcto. No debe escuchar más cantos de sirena. Perdió las mayorías en el Congreso por falta de tacto político, pretendió imponer en vez de conciliar.   

Debe entender el mensaje de la protesta. Si sigue radicalizando el discurso y polarizando el país, improvisando, incumpliendo sus promesas, con nombramientos sin el lleno de requisitos legales (había anunciado meritocracia y carrera diplomática), escándalos de corrupción, inseguridad, baja ejecución presupuestal y devolver la 14 mesada pensional solo a las fuerzas armadas, que es discriminatorio y excluyente con 2 millones de pensionados; está enterrando el proyecto político de cambio.  

Se está convirtiendo en su mayor opositor, en el jefe de debate y de campaña del candidato del establecimiento para el 2026. Como lo hizo en las pasadas elecciones regionales donde su obsesión con el metro subterráneo y la entrega de la burocracia y la contratación a los partidos tradicionales para que aceitaran su maquinaria clientelista, propició l estruendosa derrota del Pacto Histórico.

Es indispensable realizar un ejercicio de autocrítica, reconocer los errores y la falta de liderazgo, humildad, disciplina, comunicación, coordinación, transparencia y pedagogía y socialización de las reformas sociales. El pueblo se opone a las reformas porque está mal informado y no las conoce.  Olvídese de la paranoia del golpe duro o blando. Deje la molicie y la trinadera. Concéntrese en gobernar, en ofrecer seguridad, en ejecutar el plan de desarrollo y el presupuesto, en aumentar el crecimiento económico.

No subestime las protestas. No entre en competencias estériles de quien saca más gente a las calles. El caudillo hace eso para alimentar su egolatría, le escuchen sus discursos y lo aplaudan. El estadista responde con gestión, diálogo y concertación. Su compromiso es unir a Colombia y lograr el gran acuerdo nacional con acuerdos programáticos y no burocráticos, que permitan solucionar algunos de los más acuciantes problemas que afrontamos.

Aún está a tiempo de corregir, de mejorar las relaciones con los sectores políticos, económicos y sociales, con los medios de comunicación, para que tanga gobernabilidad y el proyecto de cambio tenga alguna esperanza de continuidad. Su reto es no fracasar. No desaprovechar esta oportunidad histórica. No desilusionar a 13.2 millones de colombianos que confiaron en sus promesas.

“Los principales promotores de desórdenes en Colombia, son los gobiernos” Rafael Uribe Uribe.   

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