Por Ernesto Amézquita

El conocido Lawfare como le llaman los norteamericanos se está acentuando cada vez más en nuestro país. Ya lo decía en mi reciente libro Falacias en Procesos jurídicos- políticos de América latina, explicando cómo se ha expresado en diferentes países sur americanos. Dije que el llamado proceso 8.000, con nuevas connotaciones y actores se va a repetir contra el actual gobierno del presidente Petro. Se trata de desestabilizarlo en todas las áreas y programas para que no puedan ejecutarse ante todo los programas y planes sociales, generando ingobernabilidad. El formato sigue siendo el mismo, todo dentro de un suave golpe de Estado donde no se necesita ya de incursiones o levantamiento militar, de una ausencia de poder como se quería decir en la Venezuela del 11 de abril 2002.

Perú, Chile, Brasil, Ecuador, Bolivia, Argentina y ahora Colombia son la mal fiel expresión de que se viene fraguando por las fuerzas del oscurantismo y quienes se creen dueños de nuestros países, para impedir el desarrollo democrático de nuestros pueblos, y el fortalecimiento de la unidad continental expresada en Unasur, Mercosur, la Celac y demás entidades en construcción y fortalecimiento continental.

En nuestro país se dispara por francotiradores desde:

1. Desde las estructuras e infraestructuras económicas, que a regañadientes aceptaron la reforma tributaria pero que hoy acusan al Ejecutivo de la inflación, el alto costo del dólar, de la canasta familiar, del precio la gasolina, de la caída de los puentes, de los huecos en vías y carreteras y hasta de los desastres naturales por inundaciones y el calentamiento global.

2. El Congreso con saboteo al quórum e impedir las coaliciones al fin de producir el hundimiento de las reformas del gobierno y del Pacto Histórico y ahora a estar alertas en la comisión de acusaciones.

3. Desde los grandes medios de opinión, pues insisto que aquí no funcionan sino oficinas informativas de opinión según la voluntad política de los dueños. Muchos de los cuales convierten en problemas de Estado las discusiones de parejas o los chismes personales tratando de llevarlo todo a juicios penales con repercusiones políticas.

4. Desde uno de los aparatos de la justicia, el titular de las investigaciones penales que parcializadamente dirige la instrucción.

5. Desde los entes de control que proceden inequitativamente.

6. Curiosa y coincidencialmente desde organismos transnacionales que siempre participan en esta clase de procesos jurídico-políticos como lo demuestro en mi libro.                                                                        

Todo lo anterior viene conduciendo a que se den realineamientos que yo llamaría depuraciones que están llevando a que finalmente se queden los que son con sus fuerzas populares interesadas realmente en el cambio y se esté produciendo una asepsia que debía haberse previsto desde los primeros momentos del triunfo de las fuerzas alternativas que lograron llegar al ascenso del gobierno central pero no al poder en los territorios que es donde este empieza.

En ese orden de ideas las fuerzas democráticas y progresistas no deben permitir que se sigan embochinchando al país impidiendo el desenfoque de los programas y temas centrales, estratégicos y quienes trabajamos o hemos trabajado para la justicia debemos impedir que se siga utilizando la majestad que ella representa para fines protervos, politiqueros y reaccionarios. Debemos seguir enarbolando siempre las banderas y el respeto al Estado Social de Derecho, la democracia directa y la cultura de la paz.

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